- Padre, usted trabaja en un sitio muy importante: usted es el sacristán del Santo Padre. Además es un sacerdote agustino. ¿Por qué fue su orden monástica la encargada de este interesante y noble servicio?
Más o menos desde
el siglo XIII y XIV, las grandes órdenes monásticas han realizado alguna tarea
especial para la Santa Sede. Durante mucho tiempo los dominicos fueron los
teólogos papales, los capuchinos fueron predicadores y alrededor del año 1400
hasta casi el 1600, los agustinos trabajaron en la sacristía. Parte de nuestro
servicio pasado consistió en llevar también la biblioteca del Santo Padre. Más
tarde las administraciones de la biblioteca y de la sacristía se dividieron y
nuestra orden se quedó con la de la sacristía. Así que es una larga tradición
religiosa para nosotros. Cuidamos los elementos sagrados, los que pertenecen al
Santo Padre, y también de las capillas papales del Vaticano.
Hasta 1992, la
persona que ocupaba mi cargo era siempre un obispo. Después comenzó a ser uno de
nuestros hermanos. Personalmente, he desarrollado este servicio desde 2006. Esta
es nuestra tarea, en cooperación con el maestro papal de ceremonias, el
arzobispo Piero Marini.
- Estamos sentados en su despacho al lado de la Capilla Sixtina. A nnuestro alrededor hay armarios de madera. ¿Qué hay dentro? ¿Están aquí las cosas del Papa actual?
Hay muchas cosas,
alguna de ellas antiguas. Muchos objetos, sin embargo, desaparecieron con
Napoleón Bonaparte, ya que él cogió y destruyó muchos tesoros: tiaras, cálices
etc. Él sabía que después de la guerra tenía que devolverlas, por los acuerdos
militares internacionales. Así que fundió muchos cálices y otros objetos de gran
valor histórico. De las cuatro tiaras que robó, no se salvó ni una. La única
cosa que se pudo recuperar fue la esmeralda de la tiara de Julio II, que
Napoleón engastó en una tiara nueva y la regaló a Pío VII. Tenemos también
cálices del siglo XIV. Muchas de las cosas que hay son de los tiempos del Papa
León XIII y Pío IX. Hay casullas, capas pluviales y capas pluviales
pontificias.
- ¿Cuándo ve al Santo Padre? ¿Cómo son sus encuentros personales de con él?
Nos encontramos en
las Misas públicas, en la liturgia. Preparamos todo los que necesita: las
vestiduras, los ornamentos, todo. Antes de que empiece la Santa Misa él
permanece en silencio, en oración, sin decir ni una palabra. No habla porque no
hay razón para ello.
- ¿Le avisa antes para que usted prepare lo que se necesita para la Misa?
Preparamos todo en
cooperación con el arzobispo Marini, Nunca hemos tenido ningún problema, aunque
algunas veces el arzobispo ha dicho que le habían llamado al tercer piso (donde
vive el Papa) para realizarle alguna consulta.
- Benedicto XVI también celebra misas privadas. ¿Dónde se llevan a cabo y en qué idioma?
Las misas privadas
se celebran siempre en los apartamentos papales, en su capilla. La celebra cada
mañana con sus secretarios y con las hermanas de la comunidad Memores
Domini.
También están las
llamadas misas semipúblicas, donde acude más gente, pero la capilla no es muy
grande. Por razones de capacidad se usan la capilla de Redemptoris Mater o la
capilla Paulina. La celebración es normalmente en latín y las lecturas se hacen
en italiano.
- ¿Usa el Papa vestiduras y ornamentos que sus predecesores usaron? ¿Recibe regalos de este tipo u objetos para usar en las liturgias?
Naturalmente que
usa objetos que usaron antes sus predecesores. Por ejemplo el 1 de enero, usó
las vestiduras litúrgicas de Pablo VI. También ha usado objetos de los siglos
XVIII y XIX. No es algo inusual.
Justo después de su
elección, usó todas las cosas de Juan Pablo II porque no tenía las de su
propiedad. Tenía sólo su mitra de cardenal, donde se cambió la insignia
cardenalicia por la papal.
Si usted pregunta
por la posibilidad de regalarle vestiduras al Papa, por supuesto que es posible
y además muy importante. U otros regalos, dependiendo de quien quiere realizar
la donación. Estos regalos son signos de respeto. Muchos de los objetos que
están bajo nuestro cuidado han sido donados: cálices y otros objetos regalados a
los Papas Pío IX y León XIII. Normalmente son donaciones.
- ¿Cómo es el procedimiento cuando alguien quiere hacerle un regalo al Papa? ¿Dónde debe ir?
Si alguien quiere
realizar esto, debería escribir a la prefectura de la Casa Pontificia o a la
Oficina de Celebraciones Litúrgicas. El regalo se da durante las audiencias.
Sólo es necesario notificarlo previamente.
- ¿Tiene Benedicto XVI a una persona o empresa que le realice las vestiduras litúrgicas y los zapatos?
No, no hay sólo
una. Y no creo que fuera apropiado apoyar un monopolio. Si alguien nos dona
algo, es otra cuestión, pero no si lo encargamos nosotros. No veo razón de que
haya sólo una empresa. El precio también importa. Elegimos las mejores
opciones.
- ¿Qué es lo que más le gusta de su servicio? ¿Podría contarnos alguna experiencia interesante?
Es difícil elegir
sólo una. Estoy contento ya que el trabajo que hago me satisface mucho. Me da un
disfrute y una satisfacción espirituales. Nunca pensé que llegaría hasta aquí.
Mi superior general me envió hasta este sitio: me preguntó si me gustaría y
accedí (sonríe).
También estoy en
contacto con el Santo Padre. Él es muy humilde y atento. No puedo decir que haya
hecho nunca una petición especial. Se viste en humildad y silencio, y también
esto constituye una experiencia espiritual intensa.
Además, conozco a
gente con grandes capacidades espirituales. Esta mañana, por ejemplo, escuché
una predicación del padre Raniero Cantalamessa (el predicador de la Casa
Pontificia).
- En su trabajo, usted pasa con regularidad por la Capilla Sixtina. ¿Es, ahora, para usted, una habitación normal?
A veces es muy
difícil atravesar la capilla, por estar abarrotada de gente. Pero a menudo me
sucede que encuentro cosas nuevas allí, o que la gente me pregunta ciertas
cosas. A veces la atravieso, pero no soy un turista allí. A menudo no puedo
porque no tengo tiempo por el trabajo. Me gusta ir cuando está cerrada al
público. Observar, meditar, pensar sobre las cosas necesita silencio. En los
libros se puede encontrar muchísima información sobre ella, pero para mí también
es una catequesis.
Tuve una
oportunidad única en agosto del año pasado. Se estaban limpiando las paredes de
la Capilla: el trabajo comenzaba por la tarde y terminaba por la noche. Tuve la
oportunidad de ver las pinturas de muy cerca, subido a un andamio. Por ejemplo,
“El juicio final”. Desde la distancia es distinta que observándola de cerca. Fue
una experiencia preciosa para mí.
- Usted lleva muchas llaves. ¿Cuál es irreemplazable? ¿Qué tesoros tiene a su alcance?
Hay dos muy
importantes: Una la de la sacristía donde están las cosas del Papa. Y la segunda
más importante es la del tesoro papal, donde se guardan vestiduras antiguas,
cálices y custodias preciosas. Hay, por ejemplo, un cáliz de 1854 de la
proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. A su lado
hay un cáliz de cristal que el Papa Pablo VI trajo al tesoro. También hay un
copón de lata de sardinas, que fue usado por el cardenal checo Josef Beran
durante sus misas en prisión.
- ¿Diría que esta lata de sardinas es la cosa más curiosa de la colección que usted administra?
Es interesante,
por estar al lado del cáliz de 1854, que está decorado con diamantes y oro; al
principio parece ser una copa ordinaria, con una lata de sardinas. Pero ambas
son al principio parece ser un cáliz normal, con una lata de sardinas. Pero
ambos son muy importantes para la Iglesia.
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