RECOMENDACIÓN DEL ALMA: REQUIEM

RECOMENDACIÓN DE UN ALMA
[En su agonía]

En vuestras manos, Señor, encomendamos su espíritu.

Jesús mío, os encomendamos esta alma tuya, que redimiste con vuestra preciosísima sangre.

Jesús mío, esta alma quiere morir profesando vuestra fe; creyendo cuanto habéis revelado.

El que preside habla en nombre del moribundo:

Jesús mío, mi amor, yo os amo, 
me pesa de haberos ofendido.

¡Oh mi Dios, se acerca el momento de veros y poseeros para siempre!.

¡Oh, quién siempre os hubiera amado, quién nunca os hubiera ofendido!.

¡Oh María, Madre de Dios y Madre mía! 
Rogad por mí ahora que me hallo en la hora de mi muerte.

Jesús mío, salvadme.

María, Madre mía, amparadme.
San José glorioso, asistidme.
Arcángel San Miguel, socorredme; 
libradme de los enemigos.

Ángel santo, custodio mío, 
acompañadme a la presencia de Dios.
Ángeles todos, venid a mi socorro, 
que me hallo en necesidad de vosotros.
Santos y Santas, auxiliadme y alcanzadme una buena muerte. Amén.

¡Oh Dios de bondad, Dios clemente, Dios que, según la multitud de tus misericordias, perdonas a los arrepentidos, y por la gracia de una entera remisión borras las huellas de nuestros crímenes pasados!

Dirige una mirada compasiva a tu siervo N.; recibe la humilde confesión que te hace de sus culpas, y concédele el perdón de todos sus pecados.

Padre de misericordia infinita, repara en él (ella) todo lo que corrompió la fragilidad humana y manchó la malicia del demonio; júntale para siempre con el cuerpo de la Iglesia, como miembro que fue redimido por Jesucristo.

Ten, Señor, piedad de sus gemidos, compadécete de sus lágrimas, y puesto que no espera sino en tu misericordia, dígnate dispensarle la gracia de la perfecta reconciliación. 
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Letanías de los agonizantes

Señor, ten piedad de él (ella).
Jesucristo, ten piedad de él (ella).
Señor, ten piedad de él (ella).

Santa María, ruega por él (ella).

San Abel, ruega por él (ella).
Coro de los justos, ruega por él (ella).

San Abraham, ruega por él (ella).
San Juan Bautista, ruega por él (ella).
San José, ruega por él (ella).
Santos Patriarcas y Profetas, 
rogad por él (ella).

San Pedro, ruega por él (ella).
San Pablo, ruega por él (ella).
San Andrés, ruega por él (ella).
San Juan, ruega por él (ella).
Santos Apóstoles y Evangelistas, 
rogad por él (ella).
Santos Discípulos del Señor, 
rogad por él (ella).

Santos Inocentes, rogad por él (ella).

San Esteban, ruega por él (ella).
San Lorenzo, ruega por él (ella).
Santos Mártires, rogad por él (ella).

San Silvestre, ruega por él (ella).
San Gregorio, ruega por él (ella).
San Agustín, ruega por él (ella).
Santos Pontífices y Confesores, 
rogad por él (ella).

San Benito, ruega por él (ella).
San Francisco, ruega por él (ella).
San Camilo, ruega por él (ella).
San Juan de Dios, ruega por él (ella).
Santos Monjes y Ermitaños, 
rogad por él (ella).

Santa María Magdalena, 
ruega por él (ella).
Santa Lucía, ruega por él (ella).
Santas Vírgenes y Viudas, 
rogad por él (ella).

Santos y Santas de Dios, 
rogad por él (o por ella).
Séle propicio, perdónale, Señor.
Séle propicio, líbrale, Señor.
De tu cólera, líbrale, Señor.
Del peligro de la muerte, líbrale, Señor.
De la mala muerte, líbrale, Señor.
De las penas del infierno, 
líbrale, Señor.
De todo mal, líbrale, Señor.
Del poder del demonio, líbrale, Señor.
Por tu Natividad, líbrale, Señor.
Por tu Cruz y Pasión, líbrale, Señor.
Por tu muerte y sepultura, 
líbrale, Señor.
Por tu gloriosa Resurrección, 
líbrale, Señor.
Por tu admirable Ascensión, 
líbrale, Señor.
Por la gracia del Espíritu Consolador, líbrale, Señor.
En el día del juicio, líbrale, Señor.

Así te lo pedimos, aunque pecadores, óyenos, Señor.
Te rogamos que le perdones, 
óyenos, Señor.
Señor, ten piedad, 
óyenos, Señor.
Jesucristo, ten piedad, 
óyenos, Señor.
Señor, ten piedad, 
óyenos, Señor.

Recomendación del alma

Señor, Rogamos por él (ella).
Señor, ten misericordia.
Jesucristo, ten misericordia.
Señor, ten misericordia.

Santa María, Rogad por él (ella).

Todos los Santos Ángeles y Arcángeles, Rogad por él (ella).

San Abel, Rogad por él ( ella).

Todos los coros de los justos, 
Rogad por él (ella).

San Abraham, Rogad por él (ella).
San Juan Bautista, Rogad por él (ella).
San José, Rogad por él (ella).
Todos los Santos Patriarcas y Profetas, Rogad por él (ella).

San Pedro, Rogad por él (ella).
San Pablo, Rogad por él (ella).
San Andrés, Rogad por él (ella).
San Juan, Rogad por él (ella).
Todos los Santos Apóstoles y Evangelistas, Rogad por él (ella).

Todos los Santos Discípulos del Señor, Rogad por él (ella).

Todos los Santos Inocentes, 
Rogad por él (ella).

San Esteban, Rogad por él (ella).
San Lorenzo, Rogad por él (ella).
Todos los Santos Mártires, 
Rogad por él (ella).

San Silvestre, Rogad por él (ella).
San Agustín, Rogad por él (ella).
San Gregorio, Rogad por él (ella).
Todos los Santos Pontífices y Confesores, Rogad por él (ella).

San Benito, Rogad por él (ella).
San Francisco, Rogad por él (ella).
San Camilo, Rogad por él (ella).
San Juan de Dios, Rogad por él (ella).
Todos los Santos Monjes y Ermitaños, Rogad por él (ella).

Santa María Magdalena, 
Rogad por él (ella).
Santa Lucía, Rogad por él (ella).
Todas las Santas Vírgenes y Viudas, Rogad por él (ella).

San Josemaría, 
Rogad por él (ella).
Beato Álvaro del Portillo, 
Rogad por él (ella).
Beata Guadalupe Ortiz, 
Rogad por él (ella).
Todos los Santos y Santas de Dios, Rogad por él (ella).

Sedle propicio, 
perdonale Señor.
Sedle propicio, 
libradle (libradla) Señor.
De vuestra ira, 
libradle (libradla) Señor.
De los peligros de la muerte, 
libradle (libradla) Señor.
De la mala muerte, 
libradle (libradla) Señor.
De las penas del infierno, 
libradle (libradla) Señor.
De todo mal, 
libradle (libradla) Señor.
Del poder del demonio, 
libradle (libradla) Señor.
Por vuestra natividad, 
libradle (libradla) Señor.
Por vuestra Cruz y Pasión, 
libradle (libradla) Señor.
Por vuestra Muerte y Sepultura, 
libradle (libradla) Señor.
Por vuestra Gloriosa Resurrección, libradle (libradla) Señor.
Por vuestra admirable Ascensión, libradle (libradla) Señor.
Por la gracia del Espíritu Santo Consolador, libradle (libradla) Señor.

En el día del juicio, Nosotros pecadores Os rogamos, Señor, que le perdonéis.

Os rogamos Señor.
Señor, piedad.
Cristo, piedad.
Señor, piedad.

En vuestras manos, 
Señor, encomendamos su espíritu.

Jesús mío, os encomiendo esta mi alma, que redimisteis con vuestra preciosísima sangre.

El que preside habla súplica en nombre del moribundo:

Jesús mío, quiero morir profesando vuestra fe; creo cuanto habéis revelado.

Jesús mío, mi amor, yo os amo, me pesa de haberos ofendido.

¡Oh mi Dios, se acerca el momento de veros y poseeros para siempre!.

¡Oh, quién siempre os hubiera amado, quién nunca os hubiera ofendido!

¡Oh María, Madre de Dios y Madre mía! 
Rogad por mí ahora que me hallo en la hora de mi muerte.

Jesús mío, salvadme.
María, Madre mía, amparadme.
San José glorioso, asistidme.
Arcángel San Miguel, socorredme; libradme de los enemigos.
Ángel santo, custodio mío, acompañadme a la presencia de Dios.

Ángeles todos, venid a mi socorro, que me hallo en necesidad de vosotros.

Santos y Santas, auxiliadme y alcanzadme una buena muerte. Amén

¡Oh Dios de bondad, Dios clemente, Dios que, según la multitud de tus misericordias, perdonas a los arrepentidos, y por la gracia de una entera remisión borras las huellas de nuestros crímenes pasados!

Dirige una mirada compasiva a tu siervo N.; recibe la humilde confesión que te hace de sus culpas, y concédele el perdón de todos sus pecados. 

Padre de misericordia infinita, repara en él todo lo que corrompió la fragilidad humana y manchó la malicia del demonio; júntale para siempre con el cuerpo de la Iglesia, como miembro que fue redimido por Jesucristo.

Ten, Señor, piedad de sus gemidos, compadécete de sus lágrimas, y puesto que no espera sino en tu misericordia, dígnate dispensarle la gracia de la perfecta reconciliación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Primera Oración
[Al acercarse la muerte]

Sal, alma cristiana de este mundo, en nombre de Dios Padre omnipotente que te creó; en nombre de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por ti padeció; en nombre del Espíritu Santo, cuya gracia se derramó sobre ti ; en nombre de la Gloriosa Santa Virgen Madre de Dios, María; en nombre de San José, ínclito esposo de la misma Virgen; en nombre de los Ángeles y Arcángeles; en nombre de los Tronos y Dominaciones; en nombre de los principados y potestades; en nombre de las Virtudes, Querubines y Serafines; en nombre de los Patriarcas y Profetas; en nombre de los Santos Apóstoles y Evangelistas; en nombre de los Santos Mártires y Confesores; en nombre de los Santos Monjes y Ermitaños; en nombre de las Santas Vírgenes y todos los Santos y Santas de Dios, descansa hoy en paz y habita en la mansión celestial. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Segunda Oración

Dios misericordioso, Dios clemente, Dios que por vuestra gran misericordia borráis los pecados de los penitentes y perdonáis las culpas de los delitos pasados, mirad con benignidad a este vuestros siervo (o sierva) N. y oíd sus súplicas, con las cuales, confesándoos de todo corazón, os pide, el perdón de todos sus pecados. Renovad en él (o ella).

Padre piadosísimo, todo lo que esté corrompido por terrena fragilidad o todo lo que esté violado por engaño diabólico; y como miembro que es de vuestra redención, juntadlo con el cuerpo de vuestra Iglesia. Señor, tened piedad de sus gemidos, tened misericordia de sus lágrimas; y como no tiene más confianza que en vuestra misericordia, admitidlo en vuestra Santa reconciliación. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Tercera Oración

Te recomiendo carísimo hermano (hermana) a Dios omnipotente. Te entrego al mismo que te creó, para que después que hayas pagado con la muerte la deuda común de los hombres, vuelvas a tu Creador que te formó del barro de la tierra. Cuando tu alma se separe del cuerpo, sálganle al encuentro las espléndidas jerarquías de los Ángeles, venga a encontrarle el Senado de los Apóstoles, nuestros jueces; salga a recibirle el triunfante ejército de los generosos Mártires, póngase alrededor de ti la florida multitud de los Confesores; recíbale el jubiloso coro de las vírgenes; y en el seno del feliz descanso te abrasen estrechamente los Patriarcas.

San José dulcísimo, patrono de los moribundos te anime con gran esperanza. La Santa Madre de Dios, María, vuelva benigna a ti sus ojos. Benigno y placentero se te manifieste el rostro de Jesucristo. Que mande colocarte en el número de los que continuamente asisten en su presencia. Nada experimentes de cuanto horroriza en las tinieblas, de cuento rechina en las llamas, ni de cuanto aflige en los tormentos.

Ríndase el ferocísimo Satanás con sus ministros a tu llegada al juicio, viéndote acompañado de los Ángeles, estremézcase y huya al horrible caos de la noche eterna.

Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le aborrecieron. Desvanézcase como el humo; como la cera se derrite al fuego, así perezcan los pecadores a la vista de Dios; y los justos se alegren como en un convite en la presencia del Señor. Sean pues, confundidas y avergonzadas todas las legiones infernales, y los ministros de Satanás no se atrevan a impedirte tu camino.

Líbrete de los tormentos Jesucristo, que por ti fue crucificado. Líbrete de la muerte eterna Jesucristo, que se dignó a morir por ti. Llévete Jesucristo, hijo de Dios vivo, a los vergeles siempre amenos del paraíso; como verdadero pastor, reconózcate entre sus ovejas. Él te absuelva de todos tus pecados y te coloque a su diestra en la suerte de los escogidos. veas cara a cara a tu Redentor, y estando siempre en su presencia, mires con dichosos ojos la verdad manifiesta. Establecido (o establecida) entre el ejército de los Bienaventurados, goces de la dulzura de la contemplación divina, por los siglos de los siglos. Amén.

Cuarta Oración

Recibid Señor a vuestro siervo (o sierva) en estado de poder esperar su salvación de vuestra misericordia. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro (o sierva) de todos los peligros del infierno, y de los lazos de las penas, y de todas las tribulaciones. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a Henoc y a Elías de la muerte común del mundo. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a Noé del diluvio. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a Abraham y de la ciudad de Ur en la Caldea. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva)como librasteis a Job de sus tribulaciones. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a Isaac de ser ofrecido como hostia por manos de su padre Abraham. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a Lot de los sodomitas y del incendio de aquella ciudad. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a Moisés de las manos de Faraón, rey de los egipcios. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a Daniel del lago de los leones. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a los tres jóvenes del horno de fuego ardiente y de las manos de un rey inicuo. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a Susana de un falso testimonio. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a David de manos del rey Saúl y de las manos de Goliat. Amén.

Librad Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) como librasteis a San Pedro y a San Pablo de las cárceles. Amén.

Y así como librasteis a las Virgen y Mártir Santa Tecla de tres momentos muy atroces, así también, dignaos librar el alma de este vuestro sirvo (o sierva) y haced que goce con Vos de los bienes celestiales. Amén.

Quinta Oración
[Al acercarse la Expiración]

Os recomendamos Señor el alma de vuestro siervo (o sierva) N. y os suplicamos Señor Jesucristo, Salvador Dios vivo y verdadero por ella, movido de vuestra misericordia, vinisteis al mundo, no le neguéis la entrada en el lugar de vuestros Patriarcas. Reconoced Señor esta obra vuestra, no hecha por dioses extraños, sino por Vos, que sois el solo Dios vivo y verdadero; porque no hay otro Dios fuera de Vos, ni que llegue a hacer obras como las vuestras.

Llenad Señor de alegría su alma en vuestra presencia y olvidad sus pasadas iniquidades y los excesos a los que le llevaron el furor y la fiebre de los malos deseos. Porque aunque haya pecado, nunca negó al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo. Antes bien, creyó. Tuvo celo de la honra de Dios y adoró con fidelidad al solo Dios que hizo todas las cosas.

Sexta Oración

Os suplicamos Señor que olvidéis los delitos de su juventud y sus pecados de ignorancia; y que por vuestra gran misericordia, os acordéis de él (o de ella) en Vuestra clarísima gloria.


Ábranse los cielos, alégrense con él (o con ella) los Ángeles. Recibid Señor en vuestro reino a vuestro siervo (o sierva). Recíbale el Arcángel de Dios, San Miguel, que mereció el principado del celestial ejército. Sálganle al encuentro los Santos Ángeles de Dios para llevarlo (o llevarla) a la santa ciudad de la celestial Jerusalén.

Recíbale (o recíbala) San Pedro Apóstol, a quien Dios entregó las llaves del reino celestial. Asístale (o asístala) san Pablo Apóstol, que mereció ser vaso de elección.

Interceda por él (o por ella) San Juan Apóstol, escogido de Dios, a quien le fueron revelados los celestiales secretos. 

Rueguen por el (o por ella) los Santos Apóstoles, a los cuales dio el Señor el poder de atar y desatar. 

Pidan por él (o por ella), todos los Santos escogidos de Dios, los cuales padecieron tormentos en esta vida por el nombre de Jesucristo; para que, libre de los lazos del cuerpo, merezca llegar a la gloria del reino celestial.

Por nuestro Señor Jesucristo, que siendo Dios vive y reina con el Padre y con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Séptima Oración

Que la Santísima Virgen Madre de Dios, María, piadosísima Consoladora de los afligidos, encomiendo a su Hijo, el alma de este su siervo (o sierva) N. para que por su maternal intercesión, no tema los terrores de la muerte, sino que acompañada por ella, penetre alegre en la deseada mansión de la patria. Amén.

Octava Oración

A vos acudo San José, Patrono de los moribundos, a Vos, en cuyo dichoso tránsito asistieron solícitos Jesús y María; por estas dos carísimas prendas, os encomiendo con empeño, el alma de este vuestra siervo N. (o sierva) que lucha en extrema agonía, para que por vuestra protección, sea libre de las asechanzas del diablo y de la muerte perpetua, y merezcamos ir a los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

En los últimos momentos


En vuestras manos encomendamos su espíritu.

Señor mío Jesucristo, recibid su alma.

Santa María, Rogad por él (ella).

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndelo del enemigo y recogedlo (a) en esta hora de su muerte.

San José, rogad por el (ella).
San José, con la bienaventurada Virgen, vuestra esposa, abridle el seno de la divina misericordia.

Jesús, José y María, recibe el corazón y el alma suya.
Jesús, José y María, asistidle ahora en última agonía.
Jesús, José y María, duerma y descanse en paz esta alma tuya.

Jaculatorias para ayudar a morir


Jesús mío, misericordia.
Oh Sagrado Corazón de Jesús,
en vos confío.

Oh dulce corazón de María, 
sed la salvación mía.

Oh glorioso San José asistidme.

Jesús mío hágase tu voluntad.

Oh dulcísimo Jesús no seas mi juez sino mi salvador.

Oh María Madre mía no me desamparéis.

Jesús mío os amo sobre todas las cosas.
María refugio de pecadores, rogad por mí.
Glorioso San José, alcanzadme una buena y santa muerte.

Corazón sacratísimo de Jesús, todo sea por vos.

Aceptación de la muerte e indulgencia plenaria

¡Oh Señor Dios mío, con toda mi voluntad y con resignación, acepto desde ahora cualquier género de muerte que vos dignéis enviarme, con todos los dolores, penas y congojas que la acompañen! 

Cuando el agonizante ha expirado

Bajad Santos de Dios; salid al paso, Ángeles del Señor, para recoger su alma, para presentarla en la presencia del Altísimo.

Recójate Cristo que te ha llamado, y te lleven al seno de Abraham los Ángeles, para recoger tu alma, para presentarla en presencia del Altísimo.

Dadle Señor, el descanso eterno, y brille para él (ella) la luz eterna, para presentarla en presencia del Altísimo.

Señor, piedad
Cristo, piedad
Señor, piedad

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.

De la puerta del infierno, libra su alma Señor.

Dadle Señor, el descanso eterno, y brille para el (ella) la luz perpetua.

Descansa en paz.
Amen

Oración final

Señor, os encomendamos el alma de vuestro siervo (o sierva) N. para que muerto al mundo, viva para Vos; y los pecados que por fragilidad de la vida humana cometió, limpiadlos Vos, como el perdón de vuestra misericordiosísima piedad. 

Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Descansa en paz.
Amén.


Al colocar el cadáver en el cajón

V/. Señor, tú has dicho: “Si el grano de trigo muere da mucho fruto”. Haz que este cuerpo, humillado ahora por la muerte, descanse de sus fatigas y, como semilla de resurrección, espere tu venida mientras su alma goza entre los santos por los siglos de los siglos.
T/. Amén.

A/. Por el amor y alegría que irradió su mirada.
R/. Concédele, Señor, Contemplar Tu rostro.


V/. Por el dolor y las lágrimas que oscurecieron sus ojos. 
R/. Concédele, Señor, Contemplar Tu rostro.

V/. Por haber creído en ti sin haber visto. 
R/. Concédele, Señor, Contemplar Tu rostro.

V/. Señor, este rostro que nos ha sido tan querido va a desaparecer para siempre de nuestros ojos; ahora  levantamos hacia ti nuestra mirada: haz que este (a) hermano (a) nuestro (a) pueda contemplarte cara a cara en tu reino, y aviva en nosotros la esperanza de que volveremos a ver este mismo rostro glorificado junto a ti y gozaremos de él en tu presencia por los siglos de los siglos. 
T/. Amén.

Señor, escucha nuestra oración por tu siervo (a) N.

R/. Señor, ten piedad.

V/ Ilumina sus ojos con la luz de tu gloria. 
R/.Señor, ten piedad.

Perdónale sus pecados y concédele la vida eterna.
R/.Señor, ten piedad.

Atiende a los que te suplican y escucha la voz de los que  lloran.
R/. Señor, ten piedad.

V/. Consuélanos en nuestra tribulación.
R/. Señor, ten piedad.

V/. Oremos como nos enseñó el Señor.

Todos: 
Padre nuestro... 
Ave María... 
Gloria al Padre...









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