MANÍPULO


MANÍPULO



El Manípulo es un ornamento en forma de pañuelo o estola pequeña, que es usado en la liturgia romana sujeto al antebrazo izquierdo sobre la manga del alba. 

En principio, el manípulo sirvió como pañuelo de mano y de ceremonia, pero desde el siglo IX pasó a ser un puro ornamento de los ministros consagrados, que se lleva pendiente del brazo izquierdo. 

Su origen parece hallarse en los pañuelos de etiqueta que ostentaban los romanos en la mappa o pañuelo de ceremonia que llevaban los cónsules al presidir los juegos públicos para lanzarlo al medio como señal de su comienzo.


Su adopción en la liturgia se remonta probablemente al siglo IV y ciertamente que figuraba desde el siglo VI en manos de los diáconos y desde el XV en las de sacerdotes y subdiáconos. 

De la forma de pañuelo más o menos cuadrado que tenía en sus comienzos pasó definitivamente a la de cinta o tira con apéndices en sus extremos desde el siglo XI y en varios modelos desde el siglo IX. 

La materia con que se confeccionaba este ornamento solía ser la misma que las de las estolas y casullas aunque podía servir otra y al haberse confeccionado antiguamente con tela de lino y lana, se le dio el nomber de pannum linóstinum, con que también fue conocido. Se adornó en la Edad Media con bordados y flecos terminando en ocasiones con campanillas al igual que la estola.


Tras las reformas litúrgicas impulsadas por el Concilio Vaticano II, el uso de manipulo cayó en desuso en la forma ordinaria de los ritos latinos, debido a que la Instrucción General del Misal Romano no contenía información sobre este ornamento, aunque no se prohíbe su uso. Sin embargo, en virtud del Motu Proprio Summorum Pontificum, del Papa Benedicto XVI, que regula la liturgia de los ritos latinos en la forma extraordinaria, nombrada popularmente como "Misa Tridentina", el Manípulo ha vuelto a ser un objeto litúrgico en uso. Sin embargo, en Chile, el Manípulo se usa en las Procesiones del Sagrado Corazón, principalmente la celebrada en Santiago, el último domingo de junio, en forma única y exclusiva.



El sacerdote (y también el diácono y el subdiácono en las Misas solemnes) lleva fija sobre el antebrazo izquierdo una faja de tela de la misma hechura de la estola, pero más corta, sujeta por medio de un fiador o de unas cintas sobre la manga del alba. 

MANIPULO EN SEDA CON BORDADO SIGLO XIX O ANTERIOR - BONITA PIEZA - LIQUIDACION (Antigüedades - Antigüedades Religiosas - Varios)En la Rubricarum instructum de 1960 sólo existe una indicación sobre el manípulo, y se refiere a su incompatibilidad con la capa pluvial o con la vestimenta del sacerdote cuando realiza bendiciones sobre el altar (nr. 136). Así ocurre, por ejemplo, en la liturgia del Viernes Santo (Rubricarum instructum, nr. 135, letra f). 

En la forma ordinaria este ornamento no se utiliza y no existe ninguna mención a él en la Instrucción General del Misal Romano. Sin embargo, Mauro Gagliardi, consultor de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, es del parecer que este ornamento jamás fue abrogado por la reforma litúrgica («Liturgical Vestments and the Vesting Prayers», 18 de diciembre de 2009).

El uso del manípulo se institucionalizó hacia el siglo X como parte de los ornamentos propios del orden sagrado de la Iglesia latina, ya que hasta ese momento su uso se circunscribía casi exclusivamente a Roma.


El manípulo, que ha de ser del color litúrgico del día, debe tener en su centro, que viene encima mismo del brazo, una cruz que ha de besar el que lo lleva, tanto antes de ponérselo como al momento de quitárselo. 

Ordinariamente también suele colocarse una cruz a cada extremo, aunque no está propiamente mandado. 

Espiritualmente, este ornamento nos recuerda las buenas obras y que los trabajos y el dolor ofrecidos a Dios serán espléndidamente recompensados. 

La oración que el sacerdote pronuncia al ponérselo es: 

«Merezca, Señor, llevar el manípulo del llanto y del dolor, para poder recibir con alegría el premio de mis trabajos». 

En el recuerdo de la Pasión, el manípulo representa las ataduras con que fueron ceñidas las manos de Nuestro Señor al ser azotado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario