¿Dónde pasó María sus últimos años?

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Casa de la Virgen en Efeso

Sergio Rubin




Los últimos años de la vida de la Virgen María son, en buena medida, un enigma. La última referencia a la Madre del Señor en los evangelios aparece en los Hechos de los Apóstoles, cuando se la menciona, después de la ascensión de Jesús, acompañando a los apóstoles y demás discípulos, que perseveraban en oración. Con todo, con el paso de los siglos se fue instalando una polémica entre quienes decían que vivió hasta su muerte y asunción al Cielo en Jerusalén, y aquellos que sostenían que todo ello se desarrolló en Efeso, hoy Turquía. 


La cuestión cobró inusitada actualidad hacia fines del siglo XIX cuando una expedición dijo hallar las ruinas de la casa de María en las cercanías de la localidad turca. El debate no se saldó, pero el lugar se convirtió en un centro de peregrinación, no solo para los cristianos, sino para los musulmanes, que también veneran a la madre de Jesús en base a que el Corán considera a su hijo como un profeta.

Más de un siglo después del presunto hallazgo parece crecer en el mundo un movimiento que reivindica la autenticidad de la casa de María en Efeso. Quizá una de las principales defensoras de esa hipótesis sea en la actualidad una argentina: la baronesa Rosario de Mandat-Grancey, a partir de una circunstancia familiar. Ocurre que Rosario se casó en Francia con el barón de Mandat-Grancey, un sobrino bisnieto de una religiosa en proceso de canonización, la hermana María Adela, que fue clave para dar con el lugar donde supuestamente la Virgen María pasó sus últimos años. De visita en el país, la baronesa -en diálogo con Valores Religiosos- defendió con entusiasmo su posición, además de explicar en detalle el papel de sor María Adela, a quien no dudó en considerar como "un instrumento de Dios" para que se termine de saber la verdad sobre el último tramo del paso por este mundo de la Virgen María.

Muchos biblistas dudan de que María haya estado en Efeso porque en la iglesia antigua no hay ningún dato, ni mención, ni documento que lo abone. "Las tradiciones más antiguas ubican en Jerusalén sus últimos años y las que señalan a Efeso son muy posteriores", dice el padre Luis Rivas, profesor de Sagradas Escrituras. En cambio, Rosario -en base a la otra parte de la biblioteca- cree que es verosímil por varias razones. En primer lugar porque Jesús, desde la cruz, le había pedido a Juan que cuidará a la Virgen ("hijo, ahí tienes a tu madre"). "Por eso -dice-, cuando empezaron las persecuciones a los cristianos en Jerusalén, y tras decidir ir a Efeso, Juan no pudo dejarla sola y desprotegida". Sin embargo, el padre Rivas duda incluso de que Juan haya ido a Efeso y baraja la hipótesis de que el Juan al que se le atribuye haber escrito allí el Evangelio fuese otro, no precisamente el apóstol.

Ahora bien: ¿Cómo explicar la tradición de la tumba de la Virgen en Jerusalén? Rivas apunta que en el siglo IV se construyó en esa ciudad una imponente basílica en torno a la casa donde la Virgen habría pasado sus últimos años y que incluía una nave con su "Dormición". Además de que, desde tiempos muy antiguos, los judíos cristianos veneraban su tumba frente al jardín de Getsemaní, en una gruta que había servido de sepulcro en el siglo I, donde luego se construyó una iglesia. Para Rosario, la creencia de que murió en Jerusalén se generó a raíz de que María volvió para visitar los sitios donde había estado el Señor y que estando allí se enfermó gravemente y fue asistida por Nicodemo. Pero que, finalmente, mejoró y regresó a Efeso.

Más allá del debate historiográfico -seguramente inacabable- Rosario cita el hecho de que en los primeros siglos se haya construido en Efeso una basílica en honor a la Virgen. "Antiguamente, si se construía una basílica era porque la persona en honor a la cual se la erigía había muerto allí", señala. Menciona, además, lo significativo que fue que el Concilio de 431 se haya celebrado en Efeso. También, toda una tradición oral en el lugar durante siglos, que incluyó una procesión los 15 de agosto. Que el Papa León XIII, después de un concienzudo estudio, se haya inclinado por ese sitio. Que el Papa Juan XXIII, que fue Nuncio en Turquía, haya tenido especial predilección por ese sitio. Y, en fin, que hayan ido Paulo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI (aunque sin pronunciarse sobre la cuestión de fondo).

¿Y cómo se produce el presunto descubrimiento de la Casa de Maria? ¿Cuál fue el papel de sor María Adela? Rosario cuenta que, siendo la religiosa superiora de la congregación Hermanas de la Caridad en Esmirna, les leía a las monjas las visiones acerca de la Pasión de Cristo que a comienzos del siglo XIX tuvo Ana Catalina Emmerich (beatificada por Juan Pablo II). Visiones que incluyeron el presunto escenario de los últimos años de María: Efeso, su entorno, su casa, y que -como con la Pasión- volcó en un minucioso relato. Sor María Adela sintió que, en base a esa descripción, debía intentar ubicar la casa.

No le fue fácil convencer a sus superiores, los curas lazaristas, de que debían encarar la búsqueda. Finalmente, aceptaron pensando en demostrarle que no hallarían nada. Fue una expedición ardua, soportando un calor extenuaste, guiados por un baquiano que conocía bien la zona. En un momento, se encontraron con dos jovencitas que trabajaban la tierra y les pidieron agua. Entonces estas les señalaron una construcción y les dijeron que junto a ella había un manantial. Al llegar, vieron que todo coincidía con la descripción de Ana Catalina. Y descubrieron las ruinas de la casa. Era el 29 de agosto de 1981.

"La alegría fue enorme", narra Rosario. Agrega que hubo otros hechos curiosos. Como cuando debieron determinar quién era el propietario de esas tierras. Cuenta que, yendo en tren, de Efeso a Esmirna, sor María Adela escuchó una charla entre dos pasajeros que aludía, justamente, al dueño. Así, tomó contacto con él y, usando el dinero de su herencia, se la compró. Luego, inició la restauración de la casa, de apenas dos ambientes, en la que sólo habría vivido la Virgen con una colaboradora. Los cristianos que la acompañaban, en cambio, vivían en grutas aledañas, donde estamparon dibujos.

Con el tiempo, los estudios confirmaron que los cimientos efectivamente eran del siglo I. Y, de a poco, se fue conociendo el presunto hallazgo y el lugar comenzó a ser visitado por muchos fieles. Se calcula que en verano pasan diariamente hasta 10 mil personas. Rosario destaca que, además, se trata del único santuario compartido por católicos y musulmanes. En una habitación de la casa celebran la misa los primeros y en la otra rezan los segundos. Podrá discutirse la autenticidad de la casa, pero no que es punto de encuentro de las dos religiones más grandes del mundo.

MERYEM ANA EVI

LUGAR DE ENCUENTRO
«Menciona a María, en el Libro. Ella dejó su familia y se retiró a un lugar hacia el Oriente» (Corán, XIX, 16)
«¿Que mejor lugar de peregrinaje que la Casa de la Virgen, Meryem Ana Evi, en turco, situada en Efeso? Y ¿qué lugar más propicio para comenzar la peregrinación interior, o dicho de otra manera para retornar, que esta Casa donde Juan, al que Jesús amaba, condujo a su «madre», que el Señor le había confiado al morir; sobre esta montaña de Efeso donde, quizás, ella tuvo su Dormición?. Es de ahí de donde el peregrino retornará, entrando en el «Camino sin camino», según la expresión del Maestro Eckhart.»


La "Meryemana Evi" en Efeso (Turquía) fué redescubierta en el siglo XIX (gracias a una visión de A. K. Emmerick), la "Casa de la Virgen María" tiene dos habitaciones contiguas. En la mayor, llena de ex-votos cristianos y de velas, se dice la misa mientras que en la segunda en la que penden cintas de seda coloreada, que tienen la misma función de ex-votos, se encuentran alfombras de oración musulmanas.
Se encuentra la casa a 8 km. de Selcuk, en el monte Aladaj, «La casa de la Virgen» estaba hecha de piedras cuadradas, redondas u octogonales y de ladrillos. Anne Catherine Emmerich, estigmatizada y visionaria, anunció que la Virgen habría muerto en Efeso, que su morada se encuentra en una colina, al final de un camino de mulas, frente al mar Egeo y a la isla de Samos. Es gracias a estas revelaciones como se encontraron los cimientos de la casa donde la Virgen vivió sus últimos años y que fue, tras su muerte transformada en capilla.

El santuario de la Virgen se llama Bulbuldag, montaña del ruiseñor. María habría elegido un lugar solitario, porque deseaba vivir sus últimos años apartada y en contemplación. El Nuevo Testamento y los textos apócrifos de los primeros siglos no hablan de la presencia de María en Efeso. Pero se sabe con certeza (lo confirman Ireneo, Policarpo e Hipólito, Policrate, Clemente, Origine.....) que en Efeso vivió Juan. Y al apóstol predilecto, Cristo, en la cruz, antes de morir, le confió a su madre. Por tanto Jesús - dice el Evangelio - al ver a su madre y a su lado al discípulo que amaba, dijo a la madre: ¡Mujer, aquí está tu hijo!. Después dijo al discípulo: ¡Aquí está tu madre!. Y desde aquel momento el discípulo la acoge en su casa. Por tanto, la Virgen podría, razonablemente, haber seguido a Juan hasta Efeso. En favor de esta teoría, está también la presencia, en Efeso, de una basílica de la época constantiniana que estaba dedicada a la Virgen María. En dicha basílica tuvo lugar, en el año 431, el tercer Concilio Ecuménico, que proclamó a la Virgen "Madre de Dios".


Su descubrimiento


Debemos el descubrimiento de la Casa de la Virgen en Efeso a un conjunto de circunstancias bastante asombrosas y completamente providenciales. Las visiones de Ana Catharina Emmerick, la gran estigmatizada de Dülmen, tan precisas sobre la vida de la Virgen María, inspiraron en 1880 a un sacerdote francés, el padre Gouyet, la idea de dirigirse a Efeso para constatar sobre el lugar la veracidad de esas palabras y para quizás descubrir el lugar de la casita de Efeso. Tras algunas investigaciones, llegó el padre Gouyet a un lugar donde se encontraba una ruina y cuando pregunto por el nombre de ese lugar, alguien le respondió: Panaya Kapoulou, la «puerta de la Virgen». A través de la memora humana los habitantes de la región celebraban allí cada 15 de agosto la Asunción de la Virgen porque, decían ellos,era en esta casa donde ella murió.

Las primeras muestras extraídas confirmaron la antigüedad de sus cimientos y el descubrimiento fue autentificado por Monseñor Timoni, arzobispo de Esmirna, 1892. Es así como la Casa de la Virgen, donde la Madre de Jesús vivió exilada cerca de San Juan, es un santuario marial desde hace más de un siglo y sobre todo, por el hecho de la veneración del Islam hacia la Madre de Jesús, la casa es lugar de peregrinaje común tanto para los cristianos como para los musulmanes contando con más de 300 000 peregrinos cada año.


Descripción de los lugares según Anna Catherine Emmerick.


« Su casa estaba situada a tres leguas y media de ahí, en la montaña que se veía a la izquierda viniendo de Jerusalén, y que descendía en pendiente suave hacia la ciudad. Cuando se viene del Sur, Efeso parece reunida al pié de la montaña; pero a medida que se avanza, se la ve desplegarse todo alrededor. En medio se ven hileras de arboles magníficos, después estrechos senderos conducen sobre la montaña, cubierta de un verdor agreste. La cumbre presenta una planicie ondulada y fértil de un media legua de contorno: es ahí donde se estableció la Santa Virgen (...)
Antes de conducir a la santa Virgen a Efeso, Juan había hecho construir para ella una casa en ese lugar, donde ya muchas santas mujeres y varias familias cristianas se habían establecido, antes incluso de que la gran persecución estallara. Permanecían en tiendas o en grutas, hechas habitables con la ayuda de algunos entablados. Como se habían utilizado las grutas y otros emplazamientos tal y como la naturaleza los ofrecía, sus habitaciones estaban aisladas, y a menudo alejadas un cuarto de legua unas de otras. Tras la casa de María, la única que era de piedra, la montaña no ofrecía hasta la cumbre, más que una masa de rocas desde donde se veía, más allá de las copas de los arboles, la villa de Efeso y el mar con sus numerosas islas (...)
La casa de María era cuadrada, solamente la parte posterior estaba redondeada; las ventanas estaban situadas en lo alto de las paredes y el tejado era plano. Estaba dividida en dos partes por el hogar, situado en el centro ...»


Una peregrinación islamico-cristiana


La Casa de la Virgen, en Efeso, en tanto que santuario, es el lugar de un encuentro excepcional entre los cristianos y los musulmanes, «en el que los Católicos celebran la misa, mientras que los Musulmanes oran en la habitación adyacente; los diversos ex-votos muestran que la Virgen otorga milagros tanto a unos como a otros». Pero también de manera simbólica, ella prefigura la unanimidad de todos los Ahl al-Kitab, de todas las Gentes del Libro. Es así como Frithjof Schuon escribió: «Madre de todos los profetas y matriz de todas las formas sagradas, ella (la Virgen María) tiene su lugar de honor en el Islam siempre perteneciendo a priori al Cristianismo; por este hecho, ella constituye una especie de unión entre las dos religiones, las cuales tiene en común que intentan universalizar el monoteismo de Israel»

Y Louis Massignon, en 1961, en la revista Notre-Dame d'Ephèse decía: «Efeso debe llegar a ser, antes de la reunión final en Jerusalén, para todos los grupos cristianos y musulmanes, el lugar de la reconciliación en «Hazrat Meryem Ana» (Nuestra Madre, en turco), esperando que Israel, reconociéndola finalmente como la gloria de Sión, reúna esta unanimidad tan deseada»


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