LOCUCIONES DIVINAS: S. JOSEMARÍA

 

San Josemaría 
a lo largo de su vida recibió de 
Dios abundantes luces divinas


Compendio cronológico de algunos barruntos, locuciones, inspiraciones, mociones, intuiciones, visiones, manifestaciones, experiencias y luces divinas que recibió a lo largo de su vida:

  • 1917, dic: Barruntos sobre su llamado  «Si otros hacen tantos sacrificios por Dios y por el prójimo, ¿no voy a ser yo capaz de ofrecerle algo?» Entonces, le vino el pensamiento de ser sacerdote (tomo I).
  • 1931, 10 ago.: Vislumbra la sede de la Obra en Roma.
  • 14 sept. 1931:  Perennidad de la Obra se logrará por la identificación con Cristo en la humildad y la Cruz 
  • 1931, 16 oct: Abba Pater experimenta plenamente la filiación divina en el tranvía de Madrid.
  • 30 oct 1931: Temor de Dios: Comprende la naturaleza del “temor de Dios”, que no es miedo servil sino temor filial de ofender a Dios Padre. Esto ocurre tras meditar en el versículo “timor Domini sanctus, permanens in saeculum saeculi; iustitia Domini vera iustificata in semetipsa” (Sal 18,10).
  • 28 dic 1931: Lucero, con la que vería los hijos de Dios...
  • 28 abril 1932: El Señor le pide que acepte la destrucción de la Obra. 
  • 3 oct. 1932: Patronos y oraciones del Opus Dei.

  • 6 oct 1932: Invocar el patrocinio de los arcángeles y apóstoles..
  • 8 Nov 1932: Me ha dicho: tenga amistad con el ES. No hable, óigale.
  • 22 jun. 1933: Si la Obra no es tuya ¡destrúyela!; si es, confírmame...
  • 18 marzo 1935: Elementos para el oratorio donados por un hombre de barbas.
  • 1 oct 1936: toda nuestra fortaleza es prestada.
  • 22 nov 1937: Rosa de Rialp.
  • 4 jun 1938: ¡Oh Jesús, cuándo diré el nunc coepi definitivo!
  • 13 abr 1939: Dei perfecta sunt opera.
  • 21 abril 1939: encuentra Mandatum novum.
  • 4 nov 1940: "aquae multae non potuerunt extinguere charitatem!"
  • 24 junio 1941: La Obra permanecerá mientras haya hombres sobre la tierra.
  • 25 sept. 1941: Señor si Tú lo quieres acepto la injusticia.
  • 14 febrero 1943: in laetitia nulla dies sine crucis. SSS+
  • 19 abril 1945: Preces: Dominus illuminatio mea...
  • 25 sep 1945: Si tu lo quieres acepto la injusticia
  • 21 jun. 1946: Muntaner: Ecce nos reliquimus omnia, et secuti sumus te... un siglo de anticipación.
  • 3 enero 1948: Romería a Loreto. 
  • 11 enero 1948: "Caben" (los Supernumerarios).
  • 14 mayo 1951: Beati qui habitant in domo tua Domine.
  • 15 agosto 1951: Consagración Corazón D Ma (Loreto), cor meum vigilat.
  • 27 abril 1954: Curación diabetes. 
  • 4 agosto 1958: tu no puedes pero yo sí!
  • 18 enero 1970: cor jesu sacratissimun dona nobis pacen, Cor Marieae Dulcissimun iter para tutum…
  • 26 febrero 1970: necesidad de distinguir a las personas
  • 8 de mayo de 1970: "Si Deus nobiscum, quis contra nos?" (Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?).
  • 20 mayo 1970: Mostra te esse matrem
  • 6 de agosto de 1970: Clama ne cesses..
  • 14 nov 1972: Electi mei non laborabunt frustra: mis elegidos no trabajarán en vano.
  • 24 dic 1973: Vultum Tuum, Domine, requiram.
  • 14 feb 1974: tercera campanada




3 nov 1932: La mortificación debe ser como el latir del corazón.

4 nov 1940: "aquae multae non potuerunt extinguere charitatem!" De dos maneras interpreto estas palabras: una, que la muchedumbre de mis pecados pasados no me apartan del Amor de mi Dios; y otra, que las aguas de la persecución que padecemos no interrumpirán la labor que la Obra desarrolla (244).


Ostium magnum et adversarii multi" es latín, y se traduce como "Una gran puerta se me ha abierto y muchos son los adversarios. Cardenal Shuster.

17 sep 1934: np le cuenta a la abuela y a sus dos hermanos sobre la Obra.

24 sep 1946: Cruces de palo Ermita de Molinoviejo

24 sept 1947: Molinoviejo, repite med. Quid ergo erit nobis

1 oct. 1936: tira la llave a la alcantarilla

15 oct 1931: por primera vez ve al niño de Santa Isabel.



EL AÑO DEL SILENCIO

Nov. de 1929


En noviembre de 1929, San Josemaría Escrivá experimentó una renovación importante de inspiraciones divinas después de un período de silencio espiritual que duró más de un año, desde el 2 de octubre de 1928 (fecha de la primera iluminación y visión del Opus Dei). Este silencio, que él mismo llamó "el silencio del Señor", fue una prueba para confirmar que la obra que tenía en mente era realmente de Dios y que él era un instrumento, aunque un "mal instrumento" según su propia humildad.


Durante ese mes de noviembre de 1929, comenzaron a fluir nuevamente las mociones y luces espirituales que le proporcionaron claridad y orientaciones prácticas para encaminar las tareas fundacionales del Opus Dei. Estas nuevas "luces" fueron cruciales para perfilar la misión y el desarrollo de la Obra, confirmando y dando forma a lo que había vislumbrado en 1928.


San Josemaría anotó en sus Apuntes íntimos que este período sirvió para evidenciar que el impulso era divino y que todo se estaba realizando bajo la guía de Dios, a pesar de las dificultades y pruebas personales vividas en ese tiempo de aparente silencio espiritual.

En resumen, las luces de noviembre de 1929 fueron una renovación y confirmación de la inspiración divina recibida en 1928, que le permitieron avanzar con mayor seguridad en la fundación del Opus Dei, superando el año de “silencio” interior y recibiendo nuevas directrices espirituales y prácticas para su misión.


Perfecto, continúo con más fragmentos y detalles precisos sobre las luces que San Josemaría recibió en noviembre de 1929, basándome en Andrés Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei (Tomo I), con citas directas y contexto.

Fragmentos literales y ampliación sobre las luces de noviembre de 1929

  1. Vázquez de Prada describe así ese momento espiritual:

"Después de ese prolongado ‘silencio del Señor’, que duró desde octubre de 1928 hasta noviembre de 1929, San Josemaría volvió a experimentar la claridad espiritual que le confirmó que la Obra era de Dios. Estas luces no fueron meras inspiraciones o ideas superficiales, sino acontecimientos interiores de gran profundidad, en los que comprendió con más detalle y certeza la voluntad divina sobre el Opus Dei y su singular vocación en la Iglesia."
(El Fundador del Opus Dei, p. 220-221)

  1. Apuntes íntimos de San Josemaría, reflejando su experiencia en ese momento:

"Noviembre de 1929. La inspiración ha vuelto. Dios confirma su designio. Nada cambiará el rumbo. La Obra es de Dios, y por ella daré todo."
(Citado en la biografía, p. 222)

  1. Sobre el contenido de esas luces adquiridas en ese mes:

"Mediante estas mociones, San Josemaría entendió con mayor claridad la universalidad del llamado a la santidad, entendida como la vida cristiana vivida con amor y entrega absoluta en las realidades ordinarias de cada hombre, en el trabajo, la familia y la sociedad. Se iluminó también la misión apostólica que debía tener el Opus Dei, no como una orden religiosa ni una congregación con votos solemnes, sino como una obra abierta a todos los estados de vida, con un espíritu secular y una llamada a la santificación cotidiana."
(El Fundador del Opus Dei, p. 222-223)

  1. Implicaciones prácticas y espirituales:

"Estas experiencias causaron en San Josemaría una renovación profunda de confianza. Abandonó vacilaciones anteriores y asumió con un sentir nuevo la responsabilidad que tenía encomendada. El carisma del Opus Dei ya no era para él una mera idea sino una realidad viva que debía ser comunicada y desarrollada sin demora."
(Análisis en la biografía, ibíd.)

Síntesis final

  • La experiencia de noviembre de 1929 supuso la reanudación de la inspiración divina después de un tiempo de prueba.

  • San Josemaría recibió luces que aclaraban el carisma y misión fundacional del Opus Dei.

  • Era un momento clave para avanzar con fe y sin dudas en la fundación.

  • Estas mociones marcaron el fin de una etapa de incertidumbre interior y el inicio de un camino espiritual y apostólico más definido y firme.


    VENDRÁN MUCHOS...

    16 jun 1930

    Convicción  que corresponde a uno de los primerísimos Apuntes íntimos de san Josemaría, cuando apenas habían pasado unos meses desde el 2 de octubre de 1928.

    En la anotación del 16 de junio de 1930, fiesta de la Santísima Trinidad, escribió:


    «Vendrán muchos… ¡Dios lo hará!»


    Apuntes íntimos, Cuaderno II, nº 97, 16-VI-1930.


BURRITO SARNOSO. LA DEFENSA DE SU CUSTODIO


15 dic. 1931

«Octava de la Inmaculada Concepción, 1931: En la tarde de ayer, a las tres, cuando me dirigía al colegio de Santa Isabel a confesar las niñas, en Atocha por la acera de San Carlos, esquina casi a la calle de Santa Inés, tres hombres jóvenes, de más de treinta años, se cruzaron conmigo. Al estar cerca de mí, se adelantó uno de ellos gritando: “¡le voy a dar!”, y alzaba el brazo, con tal ademán que yo tuve por recibido el golpe. Pero, antes de poner por obra esos propósitos de agresión, uno de los otros dos le dijo con imperio: “No, no le pegues”. Y seguidamente, en tono de burla, inclinándose hacia mí, añadió: “¡Burrito, burrito!”. Apuntes íntImos.


San Josemaría atribuyó el ataque a una acción diabólica y la defensa a su ángel custodio, ya que solo su confesor sabía que él cuando dialogaba con el Señor se llamaba Burrito sarnoso!


“Estás asombrado porque tu ángel de la guarda te ha estado brindando servicios de patentes. Y no debería sorprenderse; el Señor lo ha puesto contigo para esto”. Camino 565.


VIRGEN DE LOS BESÓS LE SONRÍE
  • 20 abril 1932 

“Octava del patrocinio de San José. – Hoy, entre las 6,30 y las 6,45, he visto, por largo rato, cómo el rostro de mi Virgen de los Besos se llenaba de alegría, de gozo: me parecía que sonreía, aunque no se moviesen los labios…

He hecho la prueba varias veces y, en todas, la impresión era idéntica. Estoy contento. ¡Qué buena es mi Madre! Ella se ríe de mis torpezas y me anima para que sea fiel.”

Fuente: Apuntes íntimos, Cuaderno V, anotación del 20-IV-1932


SIN MI NO PUEDES HACER NADA

El 20 de noviembre de 1931, fiesta de Cristo Rey (aún con esa denominación en el calendario de entonces), san Josemaría anotó en sus cuadernos una moción divina:

«¡Sine me nihil potestis facere! (Jn 15, 5). — ¡Sin Mí no podéis hacer nada!
¡Jesús, que yo no me separe de Ti!»

  • Apuntes íntimos, Cuaderno IV, nº 356, 20-XI-1931.


NO TEMERÉ MALES

30 mayo 1932

«Si ambulavero in medio umbrae mortis, non timebo mala, quoniam tu mecum es… — Si anduviere en medio de las sombras de la muerte, no temeré males, porque Tú estás conmigo. (Ps. XXII, 4). — Virgo fidelis!»

Apuntes íntimos, Cuaderno V, nº 741 (30-V-1932, fiesta de San Fernando).


LOS ARCÁNGELES EN LA OBRA

En el mes de octubre de 1932, san Josemaría acudió al convento de carmelitas de Segovia para hacer unos ejercicios espirituales. 

El jueves 6, mientras rezaba junto a la tumba de san Juan de la Cruz, tuvo una moción interior:

 Estructurar los apostolados del Opus Dei en tres obras, que pondría bajo el patrocinio de tres arcángeles: 

- La obra de san Rafael, para la formación cristiana de la juventud;
- La obra de san Miguel, para quienes recibiesen una llamada a vivir el celibato en medio del mundo; y
- La obra de san Gabriel, para las personas casadas o sin compromiso de celibato. 

A estas tres advocaciones añadió enseguida la intercesión de los apóstoles san Juan, san Pedro y san Pablo, respectivamente.



SEÑOR SI TU LO QUIERES ACEPTO LA INJUSTICIA

25 sep.1941

A las puertas del otoño, San Josemaría se hallaba tan agotado que fue preciso que se retirase a descansar por unos días a La Granja, un pueblo cerca de Segovia. 

Allí, acompañado de Ricardo Fernández Vallespín, escribía y paseaba.

La mañana del jueves, 25 de septiembre de 1941, se quedó en el hotel. En parte por el tiempo, con nubes grises y llovizna. Sobre todo por la urgencia que sentía de comunicar a Álvaro del Portillo la noticia que le abrasaba el alma:

Hoy ofrecí el Santo Sacrificio y todo lo del día por el Soberano Pontífice, por su Persona e intenciones -le escribía-. Por cierto que, luego de la Consagración, sentí impulso interior (segurísimo, a la vez, de que la Obra ha de ser muy amada por el Papa) de hacer algo que me ha costado lágrimas: y, con lágrimas que me quemaban los ojos, mirando a Jesús Eucarístico que estaba sobre los corporales, con el corazón le he dicho de verdad:

 "Señor, si tú lo quisieras, acepto la injusticia". La injusticia ya imaginas cuál es: la destrucción de toda la Obra de Dios.

Sé que le agradé. ¿Cómo me iba a negar a hacer ese acto de unión con su Voluntad, si me lo pedía? Ya otra vez, en 1933 ó 1934, costándome lo que sólo Él sabe, hice otro tanto.

Hijo mío: ¡qué hermosa mies nos prepara el Señor, después que nuestro Santo Padre nos conozca de verdad (no, por calumnia) y nos sepa -tal como somos- sus fidelísimos, y nos bendiga!.

Al igual que en 1933, aunque esta vez dentro de la misa, don Josemaría se sintió movido interiormente a ofrecer en holocausto al Señor, con su misión fundacional, todos los apostolados de la Obra.

 Acababa de hacer la Consagración cuando, de pronto, el Señor le pidió que aceptase, libremente, la destrucción de la Obra, la criatura divina que trabajosamente sorteaba entonces una campaña tremenda de insidias. No se trataba de una vaga posibilidad de entrega sino de una exigencia real y actual. 

Y, en un arranque heroico de desprendimiento, el sacerdote hizo el sacrificio, en acto de unión con su Voluntad, de algo que le era mucho más precioso que su misma vida.

Ese ofrecimiento era el remate de nueve años de docilidad y absoluta sumisión a la Voluntad de Dios. En efecto, allá, por 1932, había escrito en sus Apuntes: 

Señor, tu borrico quiere merecer que le llamen el que ama la Voluntad de Dios.

 Muchas obras de amor y de obediencia habían florecido desde entonces en la Cruz. Con esta segunda muestra de amorosa aceptación del Querer divino, el Fundador se había hecho merecedor del título, y el Señor ya no volvió a someterle a esa dura prueba.

Sus sufrimientos culminaban así en la Cruz, que es signo eterno de predilección divina. Bien se lo recordaba Mons. Carmelo Ballester, Obispo de León, cuando, refiriéndose a la campaña organizada contra su persona, le escribía: "el Señor le quiere mucho, puesto que le lleva por el camino real de la Cruz"

Dolor y felicidad se le hacían al sacerdote -humana paradoja- una misma cosa. Lo único que le importaba era hacer la Voluntad divina. Mejor dicho, entregarse con toda su alma a la Voluntad de Dios, ya que los perturbadores sucesos de aquellos años no le apartaban de ella. Al contrario, como diría reflexionando sobre las pasadas injusticias:

nos acercaban a Él; nos crucificaban con Cristo y nos hacían ver -yo lo contemplo ahora con una claridad meridiana- que los padecimientos que experimentamos los hombres son justos.

Pero, no nos engañemos. Esa unión con el Querer divino no le venía sin una titánica lucha entre el "hombre viejo", del que habla san Pablo, y el niño renacido de la gracia. La consideración de la filiación divina -el saberse hijo de Dios- era el bálsamo con que ungía las heridas recibidas en aquella dura campaña, según explica por carta a Álvaro del Portillo:

Alvarote: pide mucho y haz pedir mucho por tu Padre: mira que permite Jesús que el enemigo me haga ver la enormidad desorbitada de esa campaña de mentiras increíbles y de calumnias de locos; y el animalis homo se alza, con impulso humano. Por la gracia de Dios, rechazo siempre esas reacciones naturales, que parecen y tal vez son llenas de sentido de rectitud y de justicia; y doy lugar a un "fiat" gozoso y filial (de filiación divina: ¡soy hijo de Dios!), que me llena de paz, de alegría y de olvido.

La paz y la alegría era la porción de dulzura que dejaba la Cruz en su alma. 

Fuente: El Fundador del Opus Dei. Andrés Vásquez de Prada.







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