EL PUNTERO

EL PUNTERO




El puntero es una varilla de plata, marfil o madera, generalmente terminada en una manita con el dedo índice extendido, o en una punta. En el otro extremo termina en una argolla que le permite colgar de la muñeca derecha del maestro de ceremonias por medio de una cadena, cinta, o cordoncillo de fiador a veces adornado con bellotas. 

Esta especie de batuta muy útil cuando las dimensiones de los libros litúrgicos o la distancia entre el libro y el ceremoniero hacen difícil señalar con la mano, como suele acontecer con los grandes antifonarios corales y el canon pontifical.

Algunos maestros de ceremonias, con un giro rápido casi imperceptible de la muñeca toman el puntero para señalar los textos, este uso le permitió a este implemento en convertirse en la insignia por excelencia del maestro de ceremonias.

No es privativo de catedrales y se puede usar en cualquier función que requiera ceremoniero.

Los judíos usan un puntero similar, llamado yad, para seguir la lectura de la Torah.

USOS

El maestro de ceremonias lo emplea para indicarle al celebrante qué parte del libro litúrgico debe leer, por ejemplo la oración colecta, por esto su razón de ser es eminentemente práctica: poder alcanzar un texto de un libro de amplias dimensiones, además el evitar manchar el libro al tocarlo con el dedo.

El puntero suele llevar una cadena o cinta que permite colgarlo de la muñeca derecha. Así el maestro de ceremonias puede tener las manos libres para cuando convenga asistir con la naveta, ayudar al celebrante en las incensaciones y genuflexiones, y dar advertencias a los acólitos o monaguillos. Sobre todo en una misa cantada sin ministros sagrados donde se necesita tener las manos expeditas a menudo.


El ceremoniero cuando ha de señalar un texto del misal, debe realizar movimientos elegantes de muñeca para recibir con decoro el cuerpo del puntero y no afectar el esplendor de la liturgia con movimientos bruscos y llamativos.

En no pocas ocasiones el puntero también se transformaba con temible eficacia en el elemento contundente para llamar la atención a monaguillos traviesos o perezosos. Por eso no es raro que el puntero antiguo de metal presente abolladuras o que se encuentre perfectamente derecho.

Su uso fue muy extendido en España, tanto que llegó a ser el símbolo del maestro de ceremonias, aunque últimamente ha caído en desuso.

Se puede usar el puntero por el  ceremoniero en cualquier celebración, con independencia de que sea presidida por un obispo o no, incluso por fuera de la catedral.

MUESTRAS GRÁFICAS













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